lunes, 27 de octubre de 2008

El RNA y el origen de la vida





Muchos científicos piensan que si se dan algunas condiciones, la vida surge espontáneamente por la transformación de lo inanimado en animado, aunque todo ello está aún en estado de hipótesis, y tal vez nunca lo llegaremos a aclarar, por la imposibilidad física de ello. Para los creyentes, no vale la pena tratar de descubrir lo que constituye los misterios del Creador.

Durante los últimos decenios el nuevo conocimiento ha permitido descubrir en los procesos de la vida, pudiendo establecerse un continuo que va desde la simplicidad de un organismo unicelular hasta lo más complejo: los mamíferos, incluyendo al hombre. Se ha podido establecer que los procesos vitales son básicamente comunes, como son comunes las reglas que los rigen y los mecanismos de cómo la vida pasa de una generación a otra. Se ha llegado incluso a interferir en las leyes que rigen la genética traspasando información vital de un organismo a otro, aún cuando éstos sean de distinta especie. Pero una pregunta fundamental queda por resolver: ¿cómo se inició la vida? y ¿ cómo ésta pudo por primera vez replicarse para pasar la información de una generación a otra? Para algunos éstas son preguntas metafísica de las que tal vez jamás el hombre pueda encontrar una respuesta. Para otros, es sólo un milagro cuyo secreto pertenece a la Divinidad. Pero el científico no se queda tranquilo y quiere seguir investigando cómo y por qué se inició la vida o cuáles fueron los caminos que siguió el Creador.Las teorías son muchas y cada vez se agregan nuevas en la medida que nuevos conocimientos ponen objeciones a las anteriores. Hace cuarenta años atrás, Stanley Miller, en ese entonces un estudiante graduado de 23 años de edad, sostuvo que en las condiciones primitivas de la tierra, la vida había nacido espontáneamente y que cada vez que se dieran las mismas condiciones, ésta volverá a aparecer. Con esta hipótesis en mente reprodujo en un matraz sellado las condiciones de la atmósfera que se creía habían prevalecido en la Tierra hace 4.500 millones de años. Dentro del matraz encerró una mezcla de metano, hidrógeno, amoniaco y vapor de agua. Durante varios días el joven investigador sometió la mezcla a descargas eléctricas que simulaban los rayos de los tiempos primitivos y todo lo sometió a rayos ultravioletas semejantes a los que viajaban a la Tierra desde el Sol. Para gran alegría del investigador, una semana después los gases del interior del matraz aparecían teñidos de un color rojizo y la mezcla era rica en compuestos orgánicos y aminoácidos. Miller publicó sus resultados en un modesto trabajo en Science, describiendo su hallazgo en dos páginas. La noticia conmovió al mundo científico, ya que parecía haber demostrado como a partir de lo inerte se podía llegar a lo animado, a lo viviente.

El enigma parecía haberse dilucidado: la Tierra, al enfriarse y contraerse, había inyectado los gases primitivos y el vapor de agua. Al condensarse éste, dio nacimiento a los océanos. Las reacciones químicas iniciales constituirían las primeras piezas del puzzle de lo viviente. Argumento ideal de acuerdo al cual la Tierra y su entorno serían los únicos responsables de las manifestaciones de la vida, en la que la evolución química, que precede a la biológica, va de lo elemental más simple hasta los cuerpos más complejos.


Walter Gilvert, un biólogo molecular de Harvard, se entusiasmó con la idea y llegó a concebir un "Mundo RNA Primitivo". De acuerdo a sus elucubraciones, los primeros organismos no eran otra cosa que moléculas de RNA que se replicaban a sí mismas. En la medida en que fueron evolucionando, aprendieron a sintetizar, lo que les permitió que se replicaran más rápido y al mismo tiempo se formaran lípidos que contribuyeron a formar la pared de las células. Finalmente, los "organismos RNA" dieron origen al DNA, que actualmente rige la vida y su realización.

Aún cuando en los textos aparece esta descripción como la aceptada para explicar el origen de la vida, en la actualidad ella ha sido seriamente objetada.Por otra parte, cuando el RNA se logra sintetizar puede replicarse, pero con una gran ayuda del investigador, ésta es una molécula inepta, especialmente cuando se compara con las proteínas. Los experimentos que simulan las primeras etapas de este "Mundo de RNA Primitivo", no logran que éste se replique y por lo tanto no constituyen un escenario plausible para explicar el origen de la vida.



Para complicar más las cosas, hallazgos recientes sugieren que la vida surgió en un ambiente mucho menos acogedor que lo que Miller trató de reproducir en su matraz de vidrio. La atmósfera primordial parece no haber contenido metano ni tampoco amonio, como Miller asumió, y por lo tanto era mucho más difícil que se sintetizaran complejos orgánicos en esas condiciones. Más aún, los estudios de los cráteres de la Luna indican que durante ese período la Tierra fue continuamente bombardeada por meteoritos y cometas, que seguramente destruyeron cualquier posibilidad de vida. Según Christopher Mc Kay, científico del Ames Research Center de NASA, parece que la vida no surgió en una "poza de agua tibia", sino en una hirviente tempestad, lo que hace aún más difícil explicarse su origen, al menos como Miller se había imaginado.

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